3 virtudes de San Juan Macías que podemos desarrollar en nuestra vida

San Juan Macías

San Juan Macías, el “ladrón del Purgatorio”, nacido en España, llegó a Cartagena y luego a Lima, para convertirse en uno de los santos más queridos de Perú. Sus virtudes nos inspiran hasta hoy.

Una vida llamada a la santidad

Desde muy pequeño evidenciaba una fuerte inclinación hacia la fe, fomentada por su familia y el rezo del Rosario. Algunos cronistas afirman que, aún siendo niño, se operó su primer milagro: un cerdo había caído accidentalmente en un pozo, y el pequeño Juan consiguió que el animal se elevase a la superficie.

Debido a la necesidad dejó su tierra para buscar trabajo, pero al no encontrarlo tuvo que regresar a trabajar a los campos, donde permaneció 20 años, aprovechando cada momento para visitar iglesias y capillas. Más tarde empezó a trabajar para un mercader, con quien viajó finalmente a América. El resto es historia.

Durante todo ese tiempo, en su corazón estaba el anhelo de agradar a Dios, en todo momento. Es así como, después de llegar a Lima, y estar trabajar en un matadero, decidió ingresar a la Orden de Predicadores, al convento de la Venturosa María Magdalena. Es ahí donde se pusieron en mayor evidencia tres virtudes de nuestro santo, que podemos aplicar en nuestra vida.


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Pobreza

A veces entendemos la pobreza como la carencia de bienes materiales, de dinero, de recursos para vivir dignamente. Y estamos en lo correcto, pero no es solo eso. Cuando los religiosos hacen voto de pobreza, no se refiere a no tener nada, sino a tener solo lo necesario. Como cuando Jesús envió a sus discípulos, les dijo “No lleven bolsa, ni alforja, ni calzado (…)” (Lucas 10:4)

San Juan vivió esa pobreza, despojándose de todo, teniendo únicamente lo necesario. Nosotros también podemos desarrollar esta virtud. Podemos empezar dejando de comprar algunas cosas que no necesitamos o renunciando a darnos algún gusto.

Humildad

Alguna vez, hablando sobre la humildad durante una homilía, un sacerdote dijo que no consiste en creerse “poca cosa” o “nada”, sino en reconocer lo que uno es por gracia de Dios, ni más ni menos. No creerse más de lo que se es, pero tampoco menos.

A veces nos cuesta darnos cuenta, pero cuando hablamos de nosotros, de nuestros logros, de nuestros títulos, muchas veces dejaos de lado esta cualidad. Pasa mucho en este tiempo, sobre todo, en nuestras publicaciones en redes sociales. Una buena forma de fomentar en nosotros esta cualidad, es ser siempre agradecidos, con Dios, sobre todo, que es de quien lo hemos recibido todo.

Caridad

Si nos preguntan sobre la caridad, seguramente vendrá a nuestra mente el dar ropa, alimentos, dinero, a los pobres. Dar a quien no tiene o necesita más que nosotros es caridad, ciertamente; pero esta virtud no se queda únicamente en eso. Caridad es, ciertamente, dar, pero dar de uno mismo, darse uno mismo.

Cuando San Juan estaba en portería, recibía a muchos necesitados, muchos de ellos con necesidad espiritual. ¿Cuántas personas cercanas conoces que necesitan que las escuchen, que les den una palabra de aliento, que las acompañen, que oren por ellas? ¿Estas dispuesto a dar un poco de tu tiempo para estas personas? Tal vez no te has dado cuenta y están más cerca de lo que imaginas, tal vez a tu lado en este momento. Abre los ojos del corazón.

Estas virtudes se hicieron evidentes en San Juan Macías, por ello era tan querido, y gracias a ellas pudo acercar su corazón al corazón de Dios. Y era una persona como cualquier otra, como tú y como yo. Veamos en él un modelo de virtud, persigamos estas tres virtudes y acerquémonos a Jesús, que mientras más cerca estemos de él, más podremos reflejar su amor a los demás.


Fuentes:

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