¡No me retengas!

No me retengas

La Resurrección de Jesús para María Magdalena, y su significado para todos los creyentes

Los 22 de julio la Iglesia recuerda a santa María Magdalena. Ella fue la primera en ver a Jesús resucitado: veamos la narración del Evangelio de este acontecimiento, y lo que representa para cada uno de nosotros.

“Se han llevado a mi Señor”

María Magdalena llegó al sepulcro muy temprano. En realidad fue la primera en ver el sepulcro vacío, y se lo comentó a Pedro y a Juan. Ella amaba profundamente a Jesús; la idea de que se hubieran llevado su cuerpo fue tan dolorosa para ella, que no pudo sino quedarse allí llorando. Y nosotros, ¿nos afligimos cuando una iglesia, cuerpo de Cristo, es expropiada? ¿Cuando remueven crucifijos de los hospitales? ¿Cuando la secularización en nuestra sociedad nos da la impresión de que “se han llevado al Señor” dejando un sepulcro vacío? 

“¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?”

Jesús estaba junto a María Magdalena en su aflicción, pero ella no lo reconocía, pues en su mente buscaba a un hombre que había muerto, y junto a ella estaba Él, glorioso y resucitado. En los momentos de dolor y tristeza Dios siempre nos acompaña, pero al igual que María Magdalena, no siempre nos percatamos que está junto a nosotros, o simplemente no lo buscamos para recibir su consuelo. ¡Aprendamos a buscarlo y a reconocerlo!

“Yo iré a buscarlo”

María Magdalena demuestra su desesperación pidiendo a quien ella piensa que es “el cuidador de la huerta” que le diga si él se llevó el cuerpo desaparecido. Está dispuesta a ir donde sea con tal de encontrarlo. La pregunta que debemos hacernos hoy en día es, ¿qué estamos dispuestos a hacer, cuán lejos vamos a ir, para encontrar a Jesús? 

Ve y dile a mis hermanos

“No me retengas (…) Ve y diles a mis hermanos”

Las palabras de Jesús cuando María Magdalena resucita desbordan significado, aunque en principio puedan parecer enigmáticas. ¿Qué significan sus palabras “no me retengas, porque aún no he subido a mi Padre”? Evidentemente se refería a su Asunción, pero quizás las palabras “no me retengas” pueden ser muy significativas para nosotros hoy en día. No retengamos a Jesús, guardando su obra maravillosa dentro de nosotros. ¡Compartamos la alegría de su Resurrección!

“Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes”

Las últimas palabras de Jesús son un mensaje de esperanza y regocijo. Jesús, al enseñar a sus discípulos a orar, les invitaba a llamar a Dios “Padre”, y en esta ocasión, ya resucitado, lo confirma: su Padre es nuestro Padre; su Dios es nuestro Dios. ¿Qué alegría podría ser mayor que sabernos hijos de Dios, hermanos de Jesús?

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