
El Rosario es como el aire que respiramos o la gracia de Dios, ¡está en todas partes! No hace falta ver lejos para notarlo alrededor del cuello de Lady Gaga o Mark Wahlberg, o colgando del espejo retrovisor de incontables autos y camiones.
Por el P. Wilfred J. Raymond, C.S.C.
Las cuentas del Santo Rosario ayudan a millones a rezar en todo momento del día. Los devotos del Rosario son de distintas edades, razas, etnias, culturas, clases sociales y estilos de vida. Con la excepción de la Eucaristía, no hay un instrumento de oración más popular o icónico que el Rosario en ningún lugar de la buena tierra de Dios.
¿De dónde viene y por qué es tan popular?
El Rosario ha existido por más de 600 años como una devoción importante en la vida católica, pero tal vez mucho más tiempo.
La historia del Rosario es una aventura que cuenta con numerosos giros inesperados, vueltas, misterios y milagros. Ya que esta es una “breve” historia del Rosario no hay espacio para compartir más que los hechos más básicos.
Las fuentes antiguas del Rosario vienen de la temprana y nebulosa historia del Judaísmo y el Cristianismo: (1) los 150 Salmos en la Escritura Hebrea del Antiguo Testamento; (2) la casi universal práctica religiosa de dar seguimiento a las oraciones contando con cuentas, piedrecillas o marcas en madera o piedra.
Los Salmos emergieron de la tradición Hebrea temprana oral y posteriormente escrita. Los Judíos practicantes rezaban los Salmos especialmente en la liturgia y en la devoción privada cuando Jesús vivió (¡Jesús los rezaba también!).

Esta práctica continuó en los primeros siglos del Cristianismo. Los monjes que escapaban de las distracciones terrenas (o de las cosas que les hacían desconcentrarse) huían al desierto y su tranquilidad para crecer en su silenciosa relación con Dios. Pronto comenzaron a rezar juntos en comunidad con Salmos escritos en pergaminos.
Muchos monjes no podían leer o entender el Latín, Griego o Hebreo / Arameo, los lenguajes de los Salmos cristianos primitivos. La mayoría de las personas ordinarias no eran letrados y no tenían acceso a los Salmos en pergaminos.
Aún así ellos querían participar en la bella e inspiradora vida de oración de la Iglesia en sus inicios. En lugar de memorizar los 150 Salmos, comenzaron a sustituirlos por otras oraciones más comunes, como el “Padre Nuestro”. Agruparon las oraciones en grupos de 50 y contaban piedrecillas para tener presente cuántos habían rezado.

Entregado a Santo Domingo
Los recuentos más antiguos del Rosario que conocemos hoy en día vienen de la época de Santo Domingo (1170-1221), fundador de la Orden de Predicadores. Él es llamado por muchos el “Padre del Rosario” porque fue clave en su origen y creación. Fue el primero en implementar la enseñanza de esta sagrada devoción.
Los frailes dominicos y muchos Papas dan cuenta de una experiencia mística donde Santo Domingo recibe un Rosario de las mismas manos de la Virgen María en el año 1208. Los mismos dominicos y muchos otros cuestionan la autenticidad de esta historia mas no así el rol de Santo Domingo como padre de la devoción del Rosario.
El rezo del Rosario continuó creciendo y evolucionando a través de los siglos. En 1571 la Iglesia lo reconoció como una plegaria oficial tras un evento histórico. En ese año, el Papa San Pío V pidió a todos los cristianos rezar el Rosario para ayudar a defender la Europa cristiana de ser invadida (o tomada) por los turcos Otomanos.
Durante un combate marítimo de gran proporción, llamado Batalla de Lepanto, el 7 de octubre, la armada cristiana, más pequeña, triunfó inesperada y espectacularmente sobre la muy superior flota Otomana. Con esta victoria, el pueblo cristiano reconoció el poder del Rosario. Desde entonces, todos los años se celebra el 7 de octubre como la Fiesta del Santo Rosario.

Muchos Papas y santos han avalado el Rosario como un medio magnífico de crecimiento espiritual, a solas o en compañía. Entre ellos se encuentran San Luis de Montfort {1673-1716}. Él sobresale como el campeón de la “Verdadera Devoción a la Bienaventurada Virgen María” mediante la creación de su confraternidad del Rosario.
El Papa Leo XIII (1810-1903), es el más grande campeón del Rosario que se haya sentado en la Cátedra de Pedro (1878-1903). Durante su pontificado, escribió 11 encíclicas sobre el Rosario, promulgó numerosas cartas apostólicas sobre el Rosario, y dio incontables mensajes sobre el Rosario a varias diócesis e institutos religiosos. Sus encíclicas del Rosario contienen un resumen de todas las afirmaciones que los Papas anteriores habían hecho acerca del rol de Santo Domingo como “Padre del Rosario” y fundador de la Confraternidad del Rosario.

El legado del P. Patrick Peyton
Sin embargo, el Venerable Patrick Peyton, C.S.C. (1909-1992) predomina entre los apóstoles modernos del Rosario como una devoción capaz de salvar a la familia, la Iglesia y la sociedad.
Él fundó el Apostolado del Rosario en Familia en 1942, hoy presente alrededor del mundo proclamando a más de 28 millones de personas en vivo en enormes Cruzadas del Rosario que “la familia que reza unida permanece unida” y “un mundo en oración es un mundo en paz”.
Finalmente, San Juan Pablo II (1920-2005) es el gran teólogo / filósofo / santo que proclamó en su primera semana en la Cátedra de Pedro, “el Rosario es mi oración favorita”.
Su exhortación apostólica “Rosarium Virginis Mariae” emergió para que todos contemplemos nuevamente el Rosario como un magnífico instrumento de gracia, dotándole de un nuevo y revitalizante peso espiritual y teológico. Él reformó el Rosario por primera vez en 500 años, añadiendo los cinco Misterios Luminosos enfocados en el ministerio público de Jesús.

Algunas de las contribuciones más destacadas del Papa Juan Pablo II son los siguientes beneficios espirituales que derivan del Rosario:
- El Rosario es la Escuela de María,
- El Rosario es una oración centrada en Cristo,
- El Rosario es un medio poderoso para contemplar el Rostro de Cristo,
- El Rosario es un recordatorio mediante el cual María pone constantemente delante de nosotros los misterios de su Hijo,
- El Rosario es una fuente invaluable de autodescubrimiento e integración,
- El Rosario es un encuentro sublime de Amistad,
- El Rosario nos une al lazo entre Jesús y María,
- El Rosario es una fuente suprema de consuelo y reposo,
- El Rosario es una versión condensada de los Evangelios.
Para resumir los aportes del Papa Juan Pablo II a nuestro entendimiento de la historia del Rosario, consideremos su afirmación de que el Rosario es una “simple pero profunda” manera de que las personas de todas las edades puedan recorrer los eventos {Misterios} en la vida de Cristo, guiados por el amor puro y la confianza segura en María, nuestra Madre.
Algo personal
En un tono más personal, me beneficio de dos aspectos profundos del Rosario: en primer lugar, como dice Romano Guardini, “rezar el rosario es permanecer en el territorio de María”. María es verdaderamente nuestra Madre y nos bendice con su amor y gozo maternal cada vez que invocamos su auxilio en el Rosario.

En segundo lugar, rezar el Rosario antes de celebrar la Eucaristía es la mejor preparación que conozco para enfocarme en nuestro Señor y su Cuerpo Místico, la Iglesia. El Rosario me ayuda a despejar las distracciones y abrir mi corazón al fuego y amor del Espíritu Santo en la Misa. Rezar el Rosario antes de la Misa ha mejorado todo mi ser.
“Oh Jesús, vivo en María, ven y vive en tus siervos, en espíritu de santidad,
En la plenitud de tu poder, en la perfección de tus caminos,
En la verdad de tus virtudes, en la comunión de tus misterios.
Reina sobre todo poder adverso en tu Espíritu para gloria del Padre.
Amén.” (Jean-Jacques Olier, S.S.)

P. Wilfred J. Raymond, Presidente de Holy Cross Family Ministries
(CNS foto/cortesía de Holy Cross Family Ministries) C.S.C., 2 de Septiembre de 2021