Con inocencia de niño

Matanza de los inocentes

“Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento; es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen” (Matanza de los inocentes)

“Lo ocurrido a los Santos Inocentes es una trágica historia que se ha repetido y se sigue repitiendo a lo largo del tiempo, con distintos y variados escenarios, con nuevos personajes: nuevas víctimas, nuevos “Herodes”, que determinan la muerte, no sólo de niños cuando aún están en el vientre materno, sino también de jóvenes y adultos en masacres, mutilaciones, con la eutanasia, los atropellos a la dignidad de las personas, los bloqueos sicológicos” (Mons. Gabriel Ángel Villa Vahos, Arzobispo de Tunja, Colombia)

Bautizo de sangre

Los santos han codiciado siempre esa corona, la del martirio, dar la vida por Cristo. “No hay amor más grande que el de aquel que da la vida por sus amigos” (Juan 15, 13). En el caso de los niños asesinados por Herodes, ellos sin saberlo murieron por el Salvador, por el Mesías. Por ello, la Iglesia los considera santos.

Significado erróneo para la sociedad

Cuando se habla del “Día de los Inocentes”, la mayoría de las personas entienden este día como una oportunidad para jugarle bromas a las personas, una costumbre que se remonta a tiempos antiguos. Esto apoyado en la “inocencia” de la otra persona. Pero esta inocencia está mal entendida. Los inocentes a quienes celebramos en esta fiesta, son considerados así por su total falta de malicia. ¿No deberíamos aspirar también nosotros a ser llamados “inocentes”, por nuestro buen obrar, nuestro buen pensar?

Trascendencia

La matanza de los inocentes en el tiempo de Cristo resuena en nuestro tiempo con mucha fuerza, cuando leemos sobre la gran matanza de niños en el vientre de sus madres, por decisión de las mismas. Estos pequeños inocentes, sin culpa de nada, son considerados prescindibles, un “estorbo” para los planes de otros, como sucedió con Herodes al sentirse amenazado por el nacimiento del Rey de los Judíos.

Pidamos la intercesión de estos pequeños mártires para que nuestro Dios nos conceda fortaleza para ser testimonio vivo.

Oh Dios
Los mártires inocentes proclaman tu gloria en este día, Señor, no de palabra, sino con su muerte. Concédenos, por su intercesión, testimoniar con nuestra vida la fe que confesamos de palabra. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén

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