Dichos de Amor y de Luz de San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz

Hoy, fiesta de san Juan de la Cruz, compartimos una selección de poemas de este santo y místico español.

San Juan de la Cruz, Santo y Doctor de la Iglesia, nació en Ávila, España, en el siglo XVI. Perteneció a la Orden de los carmelitas, y allí, motivado por santa Teresa de Ávila, fue el primero que se declaró a favor de la reforma de la Orden, postura que le valió innumerables sufrimientos y trabajos. Murió en el año 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio sus escritos espirituales.

Compartimos a continuación extractos de algunos bellos poemas de este santo y místico.

Vivo sin vivir en mí (fragmento)

Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.

Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo:
que esta vida no la quiero,
que muero porque no muero.


Lee también: Tres poemas para rezar con Santa Teresa de Ávila


San Juan de la Cruz

Llama de amor viva (fragmento)

¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

San Juan de la Cruz

Qué bien se yo la fonte [fuente] (extracto)

Qué bien sé yo la fuente que mana y corre,
aunque es de noche.

Aquella eterna fuente está escondida,
que bien sé yo do[nde] tiene su manida,
aunque es de noche.

Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.

Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche.

Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadearla,
aunque es de noche.

Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *