¡Madre María, tráenos paz!

Nuestra Señora de la paz

De regalo de bodas a devoción entronizada

Señora de la paz

La tradición describe que, en la Francia del siglo XVI, un tal Jean de Joyeuse le regaló una imagen de María a su prometida. Esta imagen se volvió una preciada reliquia familiar.

El nieto de Jean de Joyeuse, Henri, se la llevó con él al unirse a los Franciscanos Capuchinos de París. La imagen permanecería allí por los próximos 200 años, y sería allí donde empezaría a ser reconocida como “Notre Dame de Paix” , “Nuestra Señora de la Paz”, debido a que en un brazo carga al Príncipe de Paz y en la otra mano sostiene la rama de olivo.

En 1657 los Padres Capuchinos le construyeron una capilla, y en julio de ese mismo año recibió la bendición y entronización solemne por parte del Nuncio Papal, en una ceremonia muy concurrida donde estuvo presente incluso el rey Luis XIV.

La Revolución Francesa y los religiosos de los Sagrados Corazones.

Durante la Revolución Francesa, los Capuchinos fueron expulsados de su monasterio; para proteger la imagen y evitar su robo o destrucción, se la llevaron consigo, manteniéndola escondida hasta que se restituyó la paz. Entonces fue confiada al sacerdote Peter Coudrin, quien junto con la Madre Henriette Aymer de Chevalerie fundaría la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María y la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento. La Madre Aymer posteriormente la colocaría en una capilla de su convento en el año 1806.

María lleva la paz a El Salvador

Señora de la paz

En El Salvador, en la iglesia de San Miguel, se venera la imagen de Nuestra Señora de la Paz. La Virgen tiene en su brazo izquierdo al Niño Jesús y en el derecho una rama de palma u olivo, como símbolo de la paz.

Narra la leyenda que en 1862 unos mercaderes encontraron una caja abandonada en la costa del Mar del Sur de El Salvador. Incapaces de abrirla, la cargaron sobre un burro al que condujeron a la ciudad, para llevarla a las autoridades. Sin embargo, al pasar frente a la iglesia parroquial, que hoy es la Catedral, el burro se postró por tierra. Entonces pudieron abrir la caja, y fue grande su sorpresa al encontrar en ella una imagen de María sosteniendo al Niño Jesús. Se dice que en esas épocas se había desatado un sangriento enfrentamiento entre los habitantes de la región, pero al enterarse de este maravilloso descubrimiento, inmediatamente dejaron sus armas y cesó la pelea. Entonces denominaron a la imagen como Nuestra Señora de la Paz.

Cuenta la historia que la intercesión de la Virgen de la Paz fue determinante para la pacificación del país, agitado por las luchas entre monualcos y migueleños en enero de 1833. Estos últimos fueron derrotados por el coronel Benítez, quien junto a sus tropas entró en la ciudad San Miguel. Queriendo dar testimonio de su benevolencia hacia los migueleños y sustentar la paz sobre una base sólida, mandó sacar del atrio de la iglesia parroquial la venerada imagen de Nuestra Señora de la Paz.

Luego de alinear sus tropas en torno a la imagen, se postró ante ésta y colocó su espada a los pies de la Virgen, tomándola por testigo. El coronel Benítez volvió a tomar su espada y después de haberle rendido homenaje a la Virgen la regresó a su Santuario. Desde este momento llegó la paz a la región y cesaron las revueltas. La imagen de Nuestra Señora de la Paz fue coronada canónicamente en El Salvador el 21 de noviembre de 1921.

Oración a nuestra Señora de la Paz

Señora y Madre nuestra, Virgen Santa María, Reina de la Paz,
Protectora de nuestra Iglesia Diocesana:
Venimos hasta ti para rogarte por la paz.
La Paz que el mundo busca sin encontrar.
La Paz que tu Hijo Jesucristo vino a traernos.
La Paz cuya única fuente verdadera es Cristo Jesús.
Rogamos que intercedas por nosotros para que nos abramos a la paz que viene de Dios.
La paz que es fruto de la justicia; que tiene como alma el amor a Dios y al prójimo.
Paz que exige que el hombre renuncie a la envidia y a la ambición, al orgullo y al egoísmo.
Acudimos a ti para que esa paz que Dios nos ofrece en Jesús, la recibamos, la conservamos y la llevemos al mundo.
Ayúdanos para que seamos artífices de la Paz.
Que tu maternal auxilio nos haga valientes, pacientes y eficaces para comprometernos a trabajar por la justicia, fundamento de la paz que todos necesitamos.
Nuestra Señora de la Paz, ruega por nosotros.

Fuentes:

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