Iluminando el Rosario y la vida

San Juan Pablo II

El aporte de San Juan Pablo II a la oración, la fe y la contemplación de Jesús

La Iglesia recuerda, los días 22 de octubre, a san Juan Pablo II, el llamado “Papa Peregrino”, un santo que recorrió el mundo predicando la Buena Nueva y llevando siempre una sonrisa, juntando multitudes que lo recibían con entusiasmo para escuchar su mensaje. En este día hablaremos de un gran aporte de este pontífice al rezo del Rosario.

Un aporte novedoso

Si hoy en día en la Iglesia preguntamos a cualquier joven menor de 18 años cuántos son los misterios del Rosario, seguramente nos responderán que son 20, agrupados en 4 conjuntos (gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos). Pero a este mismo joven tal vez le sorprenda saber que antes del año 2002 esto no era así. Fue Juan Pablo II, con su Carta Apostólica “Rosarium Virginis Mariae” quien logró difundir los misterios luminosos, que tuvieron tan buena acogida entre los fieles que hoy en día la idea del Rosario sin ellos es impensable. Es decir que Juan Pablo II le dio un aire de novedad, después de casi 8 siglos, al rezo del Rosario, sin alterar su esencia, sino por el contrario, confiriéndole una nueva perspectiva.

San Juan Pablo II

Devoto de María

Juan Pablo II fue un devoto de la Virgen María. El lema de su pontificado fue la hoy célebre consigna “Totus Tuus” (todo tuyo), expresión en latín que hoy en día es comúnmente asociada con la consagración a Jesús por María. Su encíclica de 1987 se titula “Redemptoris Mater” (Madre redentora), mientras la carta apostólica donde proponía los misterios luminosos lleva también el título de “Rosarium Virginis Mariae”, el Rosario de la Virgen María. Mucho se ha hablado también de la intervención de María en el intento de asesinato que sufrió en Roma en 1981, un 13 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de Fátima. Es notable también el hecho de que, durante su pontificado, Juan Pablo II convocó a dos años marianos: 1987-1988, y 2002-2003, el “año del Rosario”.

Inspirado por un hombre de fe

Aunque no es un hecho oficial, algunos creen que para Juan Pablo II la inspiración para proponer los misterios luminosos pudo venir de un santo a quien él mismo habría beatificado, Jorge Preca, sacerdote carmelita. Este religioso maltés al parecer habría sugerido, décadas antes de la Carta Apostólica del pontífice polaco, la contemplación de 5 “misterios de luz”:

  • Después del bautizo de Jesús en el Jordán, fue llevado al desierto.
  • Jesús se revela como auténtico Dios por su palabra y sus milagros.
  • Jesús enseña las Bienaventuranzas en el monte.
  • Jesús es transfigurado en la montaña.
  • Jesús toma su última cena con los Apóstoles.

No se sabe a ciencia cierta si Preca inspiró a Juan Pablo II, pero lo cierto es que ambos recibieron la inspiración divina para mejorar el acercamiento a Jesús y la meditación de su vida mediante el rezo del Santo Rosario. Es posible que a Preca le debamos la idea, pero asimismo es innegable que es gracias a Juan Pablo II que hoy los misterios luminosos están tan arraigados en la práctica, la fe y la devoción de millones de creyentes alrededor del mundo.


Conoce los misterios luminosos del Santo Rosario a través de este enlace


 

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