Jesucristo, Rey del Universo

Cuando nosotros llamamos a Jesús Señor estamos diciendo que es Rey, porque este es el significado original del término griego Kyrie (Señor), con el cual los primeros discípulos se dirigían a Él.

“Mi Reino no es de este mundo”

Jesús había proclamado la cercanía del Reino de Dios y este Dios es Aquél a quien había enseñado a sus discípulos a invocar como Padre nuestro, diciéndole venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Ahora, al decir mi Reino no es de este mundo, manifiesta que participa plenamente de la soberanía universal de Dios Padre, la cual difiere de los imperios terrenales.

Jesús había predicado que el Reino de Dios es de quienes tienen hambre y sed de justicia y trabajan por la paz, es decir, quienes se esfuerzan por contribuir a que podamos todos convivir sin que nadie pretenda oprimir a los demás como suelen hacerlo los poderosos de este mundo.

Él no quiso que se confundiera su soberanía con los poderes terrenales, no dejándose proclamar rey después de la multiplicación de los panes y los peces (Juan 6, 15), y les dijo claramente a sus discípulos que Él, siendo el Señor, no había venido a ser servido, sino a servir. En otras palabras, el Reino de Cristo no es un poder opresor, sino la soberanía del Amor en su sentido más completo.


Lee también: ¡Viva Cristo Rey!


 “Yo para esto he nacido y venido al mundo: para dar testimonio de la verdad”

Es significativo que la respuesta de Jesús a Pilato termine con una frase que se refiere a la verdad. Esto concuerda con lo que dice el libro del Apocalipsis en la segunda lectura, al llamar a Jesucristo el Testigo fiel: aquel que con sus hechos y palabras da un testimonio veraz, transparente, del proyecto salvador de Dios sobre la humanidad.

Además, con esta afirmación Jesús estaba diciendo implícitamente que la pretendida soberanía universal del emperador romano, a quien Pilato representaba y que exigía ser adorado como un dios, era una mentira soberana. También nosotros podemos aplicar esta afirmación a la realidad de todos los poderes terrenos que pretenden erigirse en dominios universales oprimiendo al ser humano, como lo hacen los reinos de este mundo al pretender destronar a Dios.

En el prefacio de la Eucaristía de este domingo, inmediatamente antes de proclamar tres veces Santo al “Señor Dios Rey del Universo” y decir “bendito el que viene en el nombre del Señor”, proclamamos la soberanía universal de Jesucristo como “reino de verdad y vida, de santidad y gracia, de justicia, de amor y de paz”.

Dispongámonos pues a poner en práctica nuestro reconocimiento de su soberanía, para que sea Él, con el poder del Amor –que en definitiva es lo que significa “el Reino de Dios”– quien reine verdaderamente en nuestra vida. Y que María santísima, a quien en el santo rosario proclamamos “Reina universal de todo lo creado” como partícipe máxima que es del reinado de su Hijo, nos disponga a vivir lo que decimos cuando proclamamos a nuestro Señor Jesucristo “Rey del Universo”. Así sea.


Tomado de: Comentario del Evangelio: Solemnidad de Cristo Rey del Universo

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.