La procesión la llevamos dentro

Señor de los Milagros

Una reflexión por la fiesta del Señor de los Milagros

Octubre para Lima y el Perú es el “mes morado”, en honor al Cristo de Pachacamilla, comúnmente conocido como el Señor de los Milagros. En este artículo reflexionamos respecto al significado y valor de esta devoción.

Con paso firme

Cuenta la historia que un hombre de color cuya identidad permanecerá por siempre en el anonimato, en el siglo XVII, pintó a Jesús crucificado en un muro de adobe. Vinieron los terremotos, pero la imagen no cayó, a pesar de encontrarse en una zona húmeda y descuidada.

Los fieles de la época, sorprendidos de que la imagen permaneciera en pie, construyeron a su alrededor un altar; poco después comenzaron a surgir relatos de sanaciones y sucesos milagrosos a su alrededor.

Las autoridades de la época no veían con buenos ojos la aglomeración de personas alrededor del muro y decidieron derribarlo para dispersar a las multitudes, pero una y otra vez sus intentos se veían frustrados por distintos sucesos. Finalmente, en 1671, se celebró por primera vez una Eucaristía junto a la poderosa imagen.

En 1687 tuvo lugar la primera procesión de una reproducción de la pintura original, suplicando por el fin de los continuos temblores. Así, poco a poco, fueron sumándose cada vez más y más devotos.


Lee también: Señor de los Milagros, a Ti venimos con devoción


Faro que guía

Durante el mes de octubre, las principales avenidas del centro de Lima se vuelven intransitables. La razón son los cientos de miles de fieles que, a pesar del frío, el sol, el cansancio o cualquier otra razón, se congregan alrededor de la imagen del Señor de los Milagros.

La sagrada figura es transportada por la ciudad, acompañada de música, rezo, comida, aromas y el color morado que se luce con esplendor en los hábitos de los cofrades, en las banderillas, en las ventanas…

Son muchos quienes, en cada lento y pesado paso, ponen a los pies de la Cruz sus tribulaciones, dificultades, penurias, sueños, anhelos y expectativas. Mas el centro de la devoción, la razón de su popularidad, radica en aquella obra de arte que se sostuvo y se sostiene, aunque todo a su alrededor tiemble.

Y es que esta firmeza se ha vuelto un símbolo con el que todo peruano se identifica, pues pese a los terremotos y sacudones, no sólo geofísicos sino también sociales, políticos y personales, seguimos en pie, avanzando en esta procesión que es nuestra vida, levantándonos una y otra vez buscando construir un país mejor.

Señor de los Milagros

Tu amor nos ilumine

Ver la imagen en procesión es tan impresionante como observar a quienes la acompañan, pues manifiestan una profunda devoción y una esperanza envidiable de que, para Dios, nada es imposible.

Son muchas y muy variadas las numerosísimas peticiones que brotan de los fieles que marchan en procesión junto al Cristo de Pachacamilla, no sólo en Perú, pues esta devoción ha trascendido las fronteras del país, llegando a extremos tan apartados de nuestro país como los Estados Unidos, España o incluso el lejanísimo Japón.

Es como si, donde quiera que fuésemos, el Señor nos acompañara, diciéndonos: “confía en Mí, que estoy aquí, crucificado pero firme e inquebrantable, y te sostengo”.


Este artículo fue inspirado por el bello texto de Isabel “Nona” Raygada disponible aquí: https://www.musicaperuana.com/letrasx/milagros.txt

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.