
De una oscura gruta seca, surgió por voluntad divina una fuente de vida.
Los días 11 de febrero recordamos a Nuestra Señora de Lourdes; en este día también se celebra la Jornada Mundial de Oración por los enfermos. En este artículo describiremos algunos testimonios y sucesos relacionados con las fuentes de agua del lugar donde se dio esta aparición milagrosa.
Las apariciones

Corría el año de 1858 cuando, en Lourdes, Francia, Bernardita Soubirous, una humilde campesina de la campiña francesa, se encontraba recolectando leña alrededor de un arroyo cuando, en la cercana gruta de Massabielle, presenció la aparición de la Virgen María, vestida de blanco. La Virgen se le aparecería nuevamente en varias ocasiones, dándole instrucciones, enseñándole a rezar y transmitiéndole mensajes. Durante las apariciones, brotaría de entre las aguas fangosas de la gruta un manantial cuyas aguas hasta hoy reciben miles de visitantes cada año por su fama de ser milagrosas.
La Oficina de constataciones médicas
Cabe destacar que, en 1883, se instituyó la Oficina de constataciones médicas de Lourdes, que evalúa las curaciones que tienen lugar en el santuario. Cuando existen circunstancias donde al parecer no existe una explicación científica para una curación, se convoca a una junta, donde participan médicos de distintas convicciones religiosas, quienes evalúan si una curación puede ser llamada “inexplicable”; sólo tras este diagnóstico se puede considerar que haya ocurrido un milagro. Por esta razón, a pesar del gran número de curaciones que se han dado en este lugar desde las apariciones, el archivo del santuario sólo registra 70 como “curaciones milagrosas”.
El primer milagro
El 1 de marzo de 1858 se congregaron cerca de la gruta más de 1500 personas, entre ellas un sacerdote. Una mujer llamada Catalina Latapie sumergió su brazo dislocado en las aguas, recuperando inmediatamente la movilidad.
El doctor escéptico

Alexis Carrel, quien recibió el premio Nobel de medicina en 1912, miraba las curaciones de Lourdes con escepticismo. En el año 1902 acompaña a Marie Bailly, una joven de 22 años cuyos padres fallecieron de tuberculosis, al santuario de Lourdes. El diagnóstico del doctor era una peritonitis tuberculosa que le inflamaba el abdomen, ocasionándole mucho dolor y malestar. Llegaron al santuario el 27 de mayo, y para las 13.50 del día siguiente su condición era crítica. Sin embargo, tras ser sumergida en las aguas milagrosas, mejora milagrosamente, tanto que el 30 de mayo ya era capaz de caminar y subir escaleras. Alexis Carrel detalló todo en su libro “Viaje a Lourdes”, aunque esto supuso para él el rechazo del círculo médico en su país natal. Este suceso no quedó registrado como un milagro para la Oficina de constataciones médicas.
Vista y movilidad
Los archivos del Santuario de Lourdes describen que Francis Pascal, de 3 años y 10 meses, originario de Beaucaire, presentaba ceguera y parálisis de los miembros inferiores a causa de una meningitis. Sus padres lo llevaron al Santuario; el 31 de agosto de 1938 se curó tras ser bañado dos veces en las aguas de Lourdes. Esta curación fue reconocida como milagrosa por la Oficina de constataciones médicas de Lourdes el 31 de mayo de 1949.
Dulce devoción

Si bien no se trata de una curación o suceso milagroso, es un hecho bien conocido que Michele Ferrero, el fundador de la empresa que lleva su apellido y creador de los deliciosos dulces Ferrero Rocher, fue un católico muy devoto de nuestra Señora de Lourdes, y visitaba su santuario al menos una vez al año. También se comenta que hizo colocar una imagen de la Madonna de Lourdes en cada una de las 14 plantas productoras alrededor del mundo. Él atribuía el éxito de su empresa a María, y se cree que el dulce “Rocher” está inspirado en la Rocher de Massabielle, donde se encuentra el santuario de Lourdes.
Puedes ver la lista de curaciones milagrosas en la página oficial del Santuario.
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