Semana Santa: una meditación distinta

Una meditación distinta

Para los cristianos, la Semana Santa es el espacio perfecto para la oración, la reflexión y la meditación. En este artículo compartimos un ejercicio de meditación contemplativa que puede ser muy útil para familias, profesores y religiosos en general, y puede ser empleado para enseñar a meditar incluso a niños de apenas 10 años.

La Semana Santa es conocida también como la Semana Mayor, debido a que en ella los cristianos en todo el mundo conmemoramos el elemento fundamental de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús.

Sin embargo, para muchos cristianos, en especial aquellos que están empezando a profundizar su fe, y que no cuentan con mucha experiencia en meditación y contemplación, la narración de los sucesos que se recuerdan en Semana Santa puede resultar un poco abrumadora, pues son muchos los personajes, elementos y sucesos que se relatan.

Por ello proponemos hoy un método particular de meditación para esta Semana, que es sencillo y fácilmente aplicable en el hogar (incluso si en casa tenemos niños de 10 años), y también puede ser empleado en el aula, aún con estudiantes no creyentes.

Escoger y conocer a un personaje

Este método consiste en escoger un personaje de la narración de la Pasión. Empezamos leyendo la lectura bíblica que le corresponde, como en el ejemplo que ponemos a continuación:

PERSONAJE LECTURAS BÍBLICAS
María Lc 23, 27; Mt 27, 61; Lc 23, 49; Jn 19, 25-27
Pedro Mc 29-31; Mt 26, 69-75
Juan Lc 22, 45-46; Mc 14, 50-52; Lc 23, 49; Jn 19, 25-27
Judas Jn 18, 2-3; Mc 14, 10-11; Mt 26, 47-50; Mt 27, 3-5
Pilato Mt 27, 11-14; Mt 27, 23-26; Mc 15, 15; Jn 19, 19-22
Simón de Cirene Lc 23, 26; Mc 15, 21
El buen ladrón Lc 23, 39-43
Barrabás Mc 15, 6-7; Mt 27, 20-22; Lc 23, 18-19
El centurión romano Mt 27, 37-49; 54; Mc 15, 39

¿Quién es el personaje que hemos escogido?Tras leer, al menos dos veces, las lecturas correspondientes al personaje elegido, procedemos a responder, con paciencia e imaginación, las siguientes preguntas:

  • ¿Qué sabemos de él?
  • ¿Dónde se encuentra este personaje durante la narración?
  • ¿Cómo es su relación con Jesús?
  • ¿Cuáles son sus sentimientos durante el juicio de Jesús o su camino al Calvario?
  • ¿Cómo reacciona ante la muerte de Jesús?
  • ¿Qué haría después de que Jesús muere?

Las respuestas a estas preguntas no necesariamente deben ser históricas, y en muchos casos basta con usar el sentido común y la deducción (por ejemplo, si la pregunta es “dónde se encuentra Barrabás durante la narración”, podemos deducir que estaba en la cárcel, y si se trata de Pilato, se encontraría en su palacio). Podemos añadir más preguntas que nos ayuden a definir mejor ciertos rasgos y características del personaje que hayamos escogido. Cuando nos sintamos satisfechos con las respuestas que tengamos, podemos pasar al siguiente momento de la meditación.

Cuaresma

Asociarnos con el personaje elegido

Una vez hecho esto, el siguiente paso es encontrar semejanzas y diferencias entre lo que hemos analizado del personaje que escogimos, y nuestras propias reacciones, emociones y vivencias. Para ello responderemos a una nueva serie de preguntas:

  • ¿Qué vivencias tenemos en común?
  • ¿Qué emociones comparto con el personaje que he escogido?
  • ¿Cuáles actitudes mías son semejantes y cuáles son distintas a las suyas?
  • ¿Qué aspecto de Jesús puedo conocer mejor a través de este personaje?
  • ¿Cuáles son las enseñanzas para esta Semana Santa que me deja el personaje que he elegido?

Compartir los frutos de nuestra meditación

Seguramente, si seguimos los pasos recomendados para la meditación hasta este punto, podremos profundizar mucho en nuestra vivencia de la Semana Santa y Dios nos hablará mucho a través de esta reflexión. Pero es posible que Dios también quiera hablar a otras personas a través de esto; por ello, proponemos escoger un momento, al término del ejercicio, para reunirnos en familia o reunir a los estudiantes en el aula, y exponer los frutos de la meditación: qué es lo que nos ha sorprendido, lo que nos ha llamado la atención, lo que más nos ha costado… Esto enriquecerá muchísimo a todos los que participen y puede generar un ambiente de mayor confianza y familiaridad.

No hay prisa

No hay prisa

Idealmente este ejercicio está propuesto para realizarse a lo largo de la Semana Santa (como mínimo empezando el Jueves Santo y terminando el Domingo de Resurrección), por lo cual es recomendable darle el tiempo adecuado a cada momento de reflexión y no apresurarse a saltar al siguiente paso de la meditación. Recuerda que lo más importante es abrir tu corazón para permitir que Dios te hable y escuchar todo lo que El quiera decirte.


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