La Iglesia celebra la conversión de San Pablo, de ser perseguidor de cristianos a dar su vida por Cristo. A él se le presentó el mismo Jesús en el camino a Damasco, la historia es bien conocida.
«… el significado de su existencia no consiste ya en confiar en sus propias fuerzas para observar escrupulosamente la Ley, sino en la adhesión total de sí mismo al amor gratuito e inmerecido de Dios»