
¿Conocías ya estos bellos poemas que también son oraciones? ¡Descúbrelos en este artículo!
La Iglesia recuerda los días 15 de octubre a Teresa de Ávila, santa de origen español, religiosa carmelita de vocación, que vivió en el siglo XVI.
Santa Teresa de Ávila fue una mujer de una amplia formación intelectual; es reconocida como doctora de la Iglesia, pero además fue promotora de una renovación espiritual en la vida conventual, basada en el ascetismo, la modestia y una convicción profunda.
Ella y San Juan de la Cruz iniciarían el movimiento que conduciría al establecimiento de la orden de los Carmelitas descalzos, que incluso hasta hoy en día cuentan con monasterios y conventos alrededor del mundo.
Sus aportes literarios son amplios, siendo las más reconocidas La Vida de la Madre Teresa de Jesús (su autobiografía), El Camino de la Perfección y Las moradas del Castillo interior (dos obras que analizan las distintas etapas de crecimiento espiritual), y diversas meditaciones, cartas y escritos.
En este artículo queremos compartir tres poemas de esta santa, que además pueden leerse como oraciones.
Caminemos para el cielo
La pobreza es el camino
el mismo por donde vino
nuestro Emperador al suelo,
hijos del Carmelo.
Caminemos, caminemos,
caminemos para el cielo
hijos del Carmelo,
caminemos caminemos
para el cielo.
No dejar de nos amar
nuestro Dios y nos llamar,
sigámosle sin recelo,
hijos del Carmelo.
Vámonos a enriquecer
a donde nunca ha de haber
pobreza ni desconsuelo,
hijos del Carmelo.
Hermanos, si así lo hacemos
los contrarios venceremos
y a la fin descansaremos
con el que hizo tierra y cielo,
hijos del Carmelo.

En Cristo mi confianza
Sea mi gozo el llanto,
sobresalto mi reposo,
mi sosiego doloroso
y mi bonanza el quebranto.
Entre borrascas mi amor
y mi regalo en la herida,
esté en la muerte mi vida
y en desprecios mi favor.
En Cristo mi confianza
en su imitación mi holganza
en Cristo mi confianza
y en su imitación mi holganza.
Mis tesoros en pobreza
y mi triunfo en pelear,
mi descanso en trabajar
y mi contento en tristeza.
En oscuridad mi luz,
mi grandeza en puesto bajo,
de mi camino el atajo
mi gloria sea la cruz.
En olvido mi memoria,
mi alteza humillación,
en bajeza mi opinión,
en afrenta mi victoria.
Mi lauro está en el desprecio,
en las penas mi afición,
mi dignidad el rincón
y la soledad mi aprecio.
Oración (Nada te turbe)
Nada te turbe;
nada te espante;
todo se pasa;
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.
Gloria a Dios Padre,
gloria a Dios Hijo,
igual por siempre
gloria al Espíritu.
Amén