Una cátedra y la unidad de los cristianos

El 22 de febrero, la Iglesia celebra la Cátedra de San Pedro, una fiesta de los primeros siglos del cristianismo. ¿Qué significa para nosotros hoy?

Cátedra de San Pedro

La Cátedra de San Pedro

El significado de “cátedra” es “silla” o “trono”; en todo caso, el lugar de honor donde se sienta una persona de mucha importancia. Cuentan algunas tradiciones que, cuando Pedro viajó a Antioquía, lugar donde los seguidores de Jesús fueron llamados “cristianos” se convirtió en el primer obispo de esa ciudad, y como tal tenía una cátedra.

Con el tiempo se perdió la huella de ésta, hasta que en el año 875, Carlos Calvo, nieto de Carlomagno, obsequió un hermoso trono al Papa Juan VIII. Desde entonces, ese trono fue utilizado por los pontífices, hasta que en 1666 fue incorporado a un altar, obra del escultor Bernini.

La autoridad del pontífice

La fiesta de la Cátedra de San Pedro, no es un homenaje a un trono, o a la superioridad de un regente. Es el reconocimiento de la autoridad de Pedro y de sus sucesores, como transmisores y custodios de la fe de la Iglesia. “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella”.

San Agustín dijo: «La institución de la solemnidad de hoy tomó de nuestros predecesores el nombre de Cátedra, por el hecho de que se dice que el primer apóstol, Pedro, ocupó su Cátedra Episcopal. Por lo tanto, las Iglesias honran con razón el origen de esa Sede, que por el bien de las Iglesias el Apóstol aceptó».

San Pedro

Unidos a Cristo en la Iglesia

Esta fiesta es también una de unidad. Pedro fue elegido el pastor de la Iglesia primitiva, para apacentar el rebaño del Señor, para mantenerlo unido, fiel a sus enseñanzas. Con el paso de los siglos, todos los pontífices, sucesores de Pedro, han tenido esa responsabilidad.

Reconocer la importancia de la Cátedra de San Pedro, es reconocer que todos estamos unidos al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, bajo la autoridad del Pontífice, que es sucesor del pescador que se convirtió en pastor de la primera Iglesia.


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Jesús le dio autoridad, pero no para gobernar como el mundo, sino como el mismo Jesús, por amor, haciéndose el servidor de todos. San Jerónimo escribió cierta vez al Obispo de Roma: «He decidido consultar la cátedra de Pedro, donde se encuentra la fe que la boca de un Apóstol exaltó; vengo ahora a pedir un alimento para mi alma allí donde un tiempo fui revestido de Cristo. Yo no sigo un primado diferente del de Cristo; por eso, me pongo en comunión con Vuestra Beatitud, es decir, con la cátedra de Pedro. Sé que sobre esta piedra está edificada la Iglesia».


Fuentes:

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