
P. John Phalen, C.S.C.
La semana que pasó, el P. John Phalen, de la Congregación de Santa Cruz, actual maestro de novicios, anteriormente presidente de Holy Cross Family Ministries, estuvo de visita en Arequipa, ciudad donde el Apostolado del Rosario en Familia tiene una oficina de misión.
Durante su visita, compartió con las personas que colaboran con nuestra misión en la Blanca Ciudad, y concedió entrevistas a algunos medios, como Radio San Martín y el Diario Correo para su edición local. A continuación reproducimos el texto de la entrevista.
«Mi Padre dirigía el Rosario, pero mi madre era la que lo proponía. Muchas cosas pasaron a la acción del papá. Ella se preocupaba por la unión familiar, por eso rezábamos el Rosario pidiendo por nuestras necesidades. Sin embargo yo les hacía muecas a mis cinco hermanas para distraer a todos», señala el P. John Phalen. C.S.C. – de la Congregación de Santa Cruz, promotora del Apostolado del Rosario en familia – recordando cómo después pasó a ser el objeto de su predicación como sacerdote.
Sobre esta oración tan querida por la Virgen María, y asegurando que puede cambiar la vida conversó CORREO con el P. Juan, como gusta que le llamen sencillamente.
¿John o Juan?
Bueno, estoy en Latinoamérica, trabajé con latinos por 17 años. Entonces… Juan. Cuando llegaron los mexicanos a mi primera parroquia, vinieron con sus bebés, con música, flores, con vida. Yo creo que pueden renovar la Iglesia en los EEUU. La fe y la familia son valores muy fuertes para ellos. Esto es algo que pueden ofrecer a los demás con convicción y mucha alegría.
¿Y el Rosario… también en familia?
Sí. porque es un sector básico, construimos la sociedad con las familias. Si tenemos familias débiles, divididas y con problemas, tendremos una débil sociedad, La familia tiene que trabajar por su unidad, reconocer la autoridad entre sus miembros y crecer, aprendiendo unos de otros.
Usted distraía a su familia…
Sí, intentaba distraerlos. Luego lo comprendí y pasó a ser muy importante en mi vida. Promoví por 18 años la labor iniciada por el Siervo de Dios Patrick Peyton. CSC., quien fundó el Apostolado del Rosario en Familia. ¡Cosas de Dios!
¿Comprender el Rosario?
Sí, encontrando tu vida en los misterios. Así de sencillo. Contemplando en la vida de Jesús y María tu vida.
¿Cómo?
Por ejemplo: casarse es una anunciación, un llamado «a», todos hemos tenido visitas y cruces y resurrección. Rezar el Rosario es buscar ese momento en tu vida, pasando las cuentas, apreciarlo, saborearlo, y vivirlo.
¿En las cuentas?
Si, si lo tienes. Pero se puede rezar sin tenerlo en las manos. Incluso con los dedos. Saber que tiene su propio valor de pedir por nuestras necesidades y las de los otros.
Se dice que es repetitivo
A los que se fatigan con la repetición, les digo: las cosas importantes se repiten para que las recordemos; como los niños, cuando aprenden algo. Hasta cuando uno está enamorado, o acaso decimos: Ya te dije ayer te quiero.
¿Sería expresar afecto también?
Claro, y confianza. Porque María es nuestra Madre.
¿El Rosarlo puede cambiar la vida?
Seguro. Hay muchos testimonios y los comparto en el libro: «Viviendo el Rosario. Encontrando tu vida en los misterios». Allí explico los misterio desde el punto de vista de la Sagrada Escritura, de San Juan Pablo II, de la vida misma y mi vida de 42 años de sacerdote.
El Rosario me hizo más consciente de la vida
¿Considera que el rezar el Rosario le cambió la vida?
Si. Yo creo que me hizo más consciente de lo que estaba haciendo. Una manera de conocerme mejor por medio del Rosario viendo lo que hizo Cristo, la contemplación de los misterios, me hizo contemplar mi propia vida también. Como cristianos estamos tratando de conformarnos con su vida, tratando de tener los mismos sentimientos de Jesús, y con el Rosario que narra los acontecimientos de la vida de Jesús y María, lo hacemos.
¿Diría que es tiempo de rezar el Rosario?
Sí, porque está dedicado a conseguir la paz. Tenemos las palabras de María en todas sus apariciones. Rezar como individuos, en grupos y lo mejor, en familia. Si queremos paz, debemos rezar. Recordemos al P. Peyton, que decía: “Familia que reza unida, familia que permanece unida”, y además: “Un mundo en paz, es un mundo en oración”.